miércoles, 18 de mayo de 2011

Cuando la imagen pictórica se propone cómo encuentro

Transitar por la Obra de William Fernando Aparicio es encontrarse con la fusión de dos tiempos, el tecnológico que emerge del color de la imagen fotografiada y el pictórico que se resuelve como queriendo atrapar lo fugitivo de éste juego.
Es así cómo su pintura  se define rica en grises y pinceladas expresivas de sutil encanto abstracto, que nos invitan a percibir un mundo producto de lo mediático, pero cercano en afectos por la vibración sensible con la que resuelve sus tejidos de mancha e imágenes gestuales.
Las composiciones que nos propone, habitan en el espacio que bien sabe desempeñar Aparicio; lo pictórico, donde la posibilidad de generar vínculos entre una forma que pretende sin lograrlo, develarse nítidamente ante el lente, y la velocidad del gesto en el acto de pintar, confluyen eficazmente estos dos caminos contrapuestos en lo que fundamenta su Obra.
Son también paisajes, o podríamos decir, ambientes cromáticos de velos grises que dibujan la metamorfosis de la imagen que sugiere definirnos, el acto de su pintura revindica el interés por el proceso de creación, su técnica mixta trabajada capa tras capa, abstrae y articula la percepción cromática que oscila entre el negro y el blanco, es decir; pasando por todos los matices de la escala grisácea con la que nos construye ésta mirada introspectiva.
Su expresión comparte con Pollock el encuentro místico con la superficie que registra toda su emoción, la pintura de Aparicio se propone como dialéctica de ése encuentro en que por supuesto el espectador se ve invitado a deambular entre sus trazos para crear su interpretación.             

Por: Mauricio Prada
Magíster: Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura
Universidad Nacional de Colombia

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